PORTO ALEGRE / Brasil (LWI) - En una reunión de emergencia convocada por la Presidencia de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil (IECLB), líderes eclesiásticos y pastorales se reunieron para evaluar el impacto devastador de las recientes inundaciones en el Estado de Rio Grande do Sul. Aunque no se puede precisar la cantidad exacta, se estima que son miles los luteranos y las luteranas afectadas por esta tragedia. Además de escuchar los relatos, la reunión tuvo como objetivo el fortalecimiento mutuo y la indicación de caminos para la ayuda solidaria.
Los daños no son solo materiales, ya que las estructuras emocionales, psicológicas e incluso espirituales también están afectadas. Además, muchas personas han perdido sus empleos, porque no solo las casas han sido destruidas, sino también los centros comerciales, empresas, industrias, etc., que daban empleo a mucha gente. Dondequiera que se vaya, las personas se preguntan las razones de tal catástrofe climática. En el grupo de ministros y ministras de la región afectada, se divulga una iniciativa del grupo de mentoría ministerial para ofrecer un espacio de acogida y escucha a quienes lo necesiten, entre otras iniciativas de ayuda y contención.
Durante la reunión, se compartieron testimonios desgarradores que destacan la magnitud del desastre. "Nunca antes habíamos visto algo así", declaró el Pastor Sinodal Luis Henrique Sievers del Sínodo Vale do Taquari. "Las aguas arrasaron con todo a su paso, dejando a muchas familias sin hogar y sin pertenencias". Entre tanto, en la Parroquia de Cruzeiro do Sul, 84 familias han resultado afectadas, con 10 de ellas perdiendo por completo sus hogares. "Perdimos todo en cuestión de minutos", lamentó María Silva, residente de la zona. "Las aguas subieron tan rápido que apenas tuvimos tiempo de escapar".
En la ciudad de Lajeado, la situación no es menos desalentadora. "Estamos en shock", compartió Ana Oliveira, cuya familia perdió su hogar en la inundación. "Toda nuestra vida se fue con el agua. No sabemos por dónde empezar". En Estrela, prácticamente la mitad del municipio quedó bajo el agua, con miles de personas afectadas por las crecidas de los ríos. "Es una pesadilla", dijo Pedro Santos, quien perdió su negocio en el desastre. "Trabajé toda mi vida para construir esto, y ahora todo se ha ido".
La comunidad de Fazenda Lohmann reportó que el 90% de las familias de la parroquia han sido impactadas por las inundaciones. ""Nuestros hogares, nuestras iglesias, todo está bajo el agua", dijo Laura Mendes, miembro de la congregación. A pesar de los esfuerzos de ayuda humanitaria que llegan desde diferentes partes del país, la situación sigue siendo crítica. "Necesitamos ayuda urgente", instó el Pastor Mauro de la Parroquia de Cruzeiro do Sul. "Muchas personas están sin hogar, sin comida y sin esperanza".
En medio de la adversidad, la solidaridad y la compasión han surgido como pilares fundamentales para enfrentar esta crisis. La ola de solidaridad en medio de todo esto es muy bonita. Todas las regiones de Brasil se han movilizado, sea con donaciones e incluso con el voluntariado, que, a pesar de la dificultad para llegar, se ha desplazado para ayudar en rescates, atención médica, psicológica y veterinaria, cocinas solidarias, entre otras actividades.
"Es reconfortante ver cómo la comunidad se une en tiempos de necesidad", dijo María Silva. "Juntos, superaremos esto". A medida que la comunidad se une para ayudar a aquellos que lo necesitan, se espera que la reconstrucción y la recuperación puedan comenzar, aunque el camino hacia la recuperación total será largo y desafiante. La IECLB, junto con otras organizaciones y comunidades locales, está trabajando arduamente para brindar apoyo y asistencia a los afectados.